La ciudad de México se ha seguido expandiendo a través del Valle de México hasta llegar a sitios donde ya no puede hacerlo. Sin estos obstáculos físicos la ciudad sin duda seguiría creciendo. Son además la razón por la que la ciudad tiene fronteras relativamente abruptas. Es imposible construir más a las afueras porque hay un lago o una montaña. Otro tipo de obstáculo es el cultural, es decir, los habitantes rurales no están dispuestos a vender su tierra y se resisten a la urbanización. Por lo regular, cuando la ciudad se detiene se debe a alguno de estos dos fenómenos.
Sierra de Guadalupe
La Sierra de Guadalupe es la cordillera más alta y silvestre ubicada en la frontera de la megalópolis. De hecho es una isla de piedra, bosque y pastura que la ciudad rodea por completo. Divide el antiguo norte de la ciudad —entre el centro y Sierra de Guadalupe— y el nuevo, la aglomeración urbana formada en torno a las antiguos poblados al norte de Sierra de Guadalupe: Tultitlán, Coatepec y Ecatepec.
Las zonas más antiguas y veneradas de la periferia se extienden en las faldas de la cordillera sur de Guadalupe. El manto de la Virgen de Guadalupe al pie del cerro de Tepeyac es un sitio cultural e histórico importante. Con excepción de Coacalco y Tultitlán, todos los municipios que se erigieron alrededor de esta cordillera gozan de reputaciones nada respetables. La ciudad también ha invadido el macizo a través de sus valles. El ejemplo más notable es el área de Cuautepec Barrio Alto y Barrio Bajo en la punta norte del Distrito Federal. Otra, San Andrés de la Cañada, un poblado casi oculto al interior de la montaña. Muros separan la mayoría de las colonias de la ladera. Antenas de transmisión de Televisa se ubican en el Pico de los Tres Padres y las de TV Azteca en el cerro del Chiquihuite.
De hecho, el macizo está conformado por más de una docena de cerros apiñados en las crestas y los valles escarpados. La cumbre más alta es el Pico de los Tres Padres, alcanza exactamente 3,000 metros, 800 metros sobre el valle. Además de la altura, lo impresionante de Sierra de Guadalupe es su estado agreste, tiene pendientes tapizadas de cactus, arroyos que descienden por desfiladeros escarpados, robles y artemisas. Gracias a estas pendientes la Sierra de Guadalupe encauza extraordinariamente las inundaciones cuando, en temporada de lluvias, los aguaceros descienden por las cuestas de todas direcciones. Al parecer este tipo de inundaciones inspiró al compositor Juventino Rosas que vivía en Cuautepec para escribir el famoso vals “Sobre las olas”.
Las laderas más agrestes de la Sierra se emplean para pastar, es común encontrar rebaños de caballos y vacas. Muchas cuestas más bajas están cubiertas de eucalipto en un intento por reforestar. En la década pasada la ciudad al fin cerró cerco alrededor de este macizo con la urbanización de la frontera entre Tultitlán y Coacalco, de este modo la megalópolis rodea por completo la Sierra de Guadalupe.
Lago de Texcoco
Si los volcanes son uno de los padres de la civilización en el Valle de México, entonces los lagos deben ser los otros. Y de estos el más grande era el lago de Texcoco, al este del Valle, alguna vez conocido por los espejismos que se apreciaban en la superficie cuando el agua era más fría que el aire. Todavía en 1872 se veían los barcos navegar en el cielo, entre las nubes, y no en el agua. Los lagos atraían numerosas aves, producto principal de la cocina local. Al final, los hombres modernos y prácticos de su era drenaron estas maravillas naturales para seguir las tendencias urbanas más modernas. Ahora sólo quedan un par de presas de lo que alguna vez fue el lago más grande de México.
Hoy en día, el lago de Texcoco es una planicie polvorienta fragmentada por un par de presas que conforman una barrera entre la ciudad de México y Texcoco. Al norte se extiende la impresionante espiral Sosa Texcoco, como una pieza de paisajismo inmensa, y Ecatepec y Acolman —colonias construidas por sus habitantes—, así como el poblado de Atenco. Al sur se encuentran basureros, campos deportivos y los asentamientos informales de Chimalhuacán y Ciudad Nezahualcóyotl, todo lo cual da la impresión de un desierto urbano. La ciudad no puede invadir la cuenca del lago desde el este debido al canal extenso, Interceptor Poniente, que corre paralelo a la amplia autopista Circuito Exterior Mexiquense.
Si alguna vez el lago de Texcoco fue el sitio en donde se enraizó el sueño mexica de Tenochtitlan en una isla, ahora es donde se libra la batalla por la sustentabilidad de la ciudad. El lago tiene una de las llaves de la recuperación del equilibrio hidrológico del valle. Imagina un Valle de México que conserve su agua en vez de drenarla hacia el Atlántico. La recuperación de los ríos y lagos de la ciudad es el santo grial para muchos arquitectos y urbanistas mexicanos,.
Siguiendo los pasos del tlatoani de Texcoco, Nezahualcóyotl (coyote que ayuna), quien construyó las impresionantes obras hidráulicas de los aztecas en el lago, en el futuro, algún urbanista o líder político bien podría regresar la ciudad a sus orígenes acuáticos. Se ha propuesto la construcción de un aeropuerto en la cuenca del lago. Mientras tanto, el lago de Texcoco es un desierto poseído por parvadas mermadas que migran hacia un futuro incierto.
Sierra de Chichinautzin
El Valle de México es uno de los sitios con mayor biodiversidad del mundo. Según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, 0.5 por ciento de la flora y la fauna mundiales se encuentran aquí. Cuando las especies fueron expulsadas al sur en la última era del hielo hace cerca de 10,000 años, se adaptaron a las montañas y los lagos pues los volcanes turbulentos que surgían al sur de la cuenca bloquearon su camino. Pese a que los lagos han desparecido, no es el caso de los volcanes.
Las montañas al sur de la ciudad le deben su nombre al volcán Chichinautzin. La Sierra Chichinautzin-Ajusco, volcánica y cubierta de pinos, se levanta en el corazón de la biodiversidad del Valle de México. El volcán es bajo y amplio, está rodeado de otros volcanes y cerros. Entre piedras de basalto cubiertas de musgo, agaves y cactus, se abren paso los árboles. Como el volcán es relativamente reciente, las laderas todavía están escarpadas. Cualquier árbol que se corte en esta zona se rompería en mil pedazos, así que nunca ha sufrido deforestación. Debido al terreno accidentado de los volcanes, es un sitio ideal para ocultarse, y se le considera refugio de los habitantes de Milpa Alta, la mayoría de los cuales se ocultó ahí en la época de la Revolución Mexicana.
La Sierra Chichinautzin salpicada con volcanes no se considera el interior de la ciudad de México, sino de la gente de Milpa Alta, primos culturales de los indígenas de Morelos, al otro lado de las montañas. Una de las peregrinaciones más importantes de los milpaltenses atraviesa la Sierra Chichinautzin para llegar a Tepoztlán, Morelos, al otro lado de la cordillera. En el cerro de Ayaquemetl de esa cordillera entrenaron Fidel Castro y Che Guevara para la revolución cubana de los cincuenta.
Los poblados de Milpa Alta, Xochimilco y Tlalpan crecen hacia las afueras y forman una clase de urbanización primaria en las montañas a lo largo de la carretera a Cuernavaca. Se construyen casas residenciales en pastizales montañosos al borde de la megalópolis y en las carreteras surgen tienditas. Los regímenes de la tierra comunal le brindan una territorialidad feroz a la zona y la deforestación ilegal ocasiona fricciones entre comunidades. Cazadores de conejos acechan las laderas para cuidar la ubicación de los hongos que venden en el mercado luego de sus expediciones. Cuatro felinos mexicanos habitan estas montañas: los pumas, linces, leoncillos y el ocelote.
Sierra de las Cruces, Monte Alto y Monte Bajo
La frontera oeste de la ciudad colinda con montañas escarpadas, tapizadas de pinos y divididas por barrancos. Esta cordillera cubre la delegación Magdalena Contreras hasta Nicolás Romero. La economía de la zona se centra en granjas de truchas, actividades recreativas para familias y agricultura a pequeña escala. No hay continuación de la ciudad después de los barrancos empinados que atraviesan el valle. La frontera final es la supercarretera de Chimapa a La Quebrada, que cruza de norte a sur frente a las montañas orientales. Ahí se encuentran las últimas viviendas informales en las faldas de las montañas. En la temporada de lluvias, el agua desciende al Valle de México desde estas montañas. Mediante conductos en municipios como Nacualpan entra al sistema de ríos en tuberías de concreto que conforman el sistema de drenaje de la ciudad.
Los poblados de la cordillera oriental ocupan caminos sinuosos entre el bosque de pinos. Están relativamente cerca de la megalópolis y reciben a excursionistas de un día. Las granjas de truchas siempre han sido la alternativa frente a la silvicultura a pequeña escala en México, y los restaurantes y circuitos de vehículos todo terreno constituyen atracciones turísticas a pequeña escala.
Los poblados en las montañas escarpadas parecen estar menos relacionados con la ciudad que aquellos del sur. Los milpaltenses son vecinos culturales de los xochimilcas y la población entre Milpa Alta y Morelos es prácticamente nula. En las montañas orientales, los poblados están más aislados. Hacia el norte, la cultura otomí, la tribu indígena denominada nahnu, habita en torno a Villa de Carbón, la cual cuenta con un complejo ceremonial. La cultura mazagua es fuerte en el norte de estas montañas y habita el pueblo de San Felipe del Progreso.
En otra época, se decía que Monte Bajo, Alto y de las Cruces albergaba bandidos prófugos en su terreno accidentado. En 2011, el municipio de Jilotzingo, arriba de Naucalpan, figuró por haber arrestado a todos los miembros de su policía municipal —24 policías— por formar parte del cartel de los Caballeros Templarios. En 2015, los habitantes de Jilotzingo casi linchan a diez policías municipales por no haber intervenido en un secuestro.
El lago de Xochimilco
Al sur de la ciudad descansan los pantanos de Xochimilco, Tláhuac y Chalco. Se trata de humedales planos y verdes con canales alineados con juníperos y sauces. Esta zona es patrimonio cultural de la humanidad de la Unesco y su relevancia ecológica y cultural es enorme. Ahora, la mayoría de los citadinos lo conoce por sus coloridos paseos en botes conducidos por barqueros, acompañados de comida, bebida y músicos. Estos campos se han urbanizado rápido y las aguas de los canales están contaminadas.
Al sur de la ciudad descansan los pantanos de Xochimilco, Tláhuac y Chalco. Se trata de humedales planos y verdes con canales alineados con juníperos y sauces. Esta zona es patrimonio cultural de la humanidad de la Unesco y su relevancia ecológica y cultural es enorme. Ahora, la mayoría de los citadinos lo conoce por sus coloridos paseos en botes conducidos por barqueros, acompañados de comida, bebida y músicos. Estos campos se han urbanizado rápido y las aguas de los canales están contaminadas.
Alguna vez las chinampas —terrenos sumamente fértiles que sobresalen del agua por medio de fango y que se ubican alrededor del Lago de Xochimilco— fueron el granero del Valle de México. Xochimilco tiene poquísimas haciendas, testimonio de que sus métodos agrícolas indígenas eran muy estratégicos como para ser alterados. La tierra volcánica, el agua, el clima extraordinario y la costumbre de dragar el lodo y vegetación de los canales, la hicieron una zona agrícola única que brinda tres cosechas anuales. Todavía para 1900, el canal extenso que sale de Xochimilco a la ciudad seguía abarrotado con barcos que llevaban productos a la ciudad.
Ahora el lago y los canales se conservan de manera artificial gracias al agua de la planta hidráulica de Iztapalapa. Todas las variedades indígenas de peces han desaparecido desde hace tiempo. La especie endémica, una salamandra parecida a un dragón llamada ajolote, ya no es salvaje. En todo caso, en el lago y los canales de Xochimilco, así como en los cerros al sur, habitan unas 300 especies de aves, una cifra impresionante comparada con las 960 en todo Canadá y Estados Unidos.
Las viviendas cubren la mayoría de lo que alguna vez fue la mejor tierra agrícola del mundo. Pese a que los regímenes de propiedad comunal y las leyes de urbanismo dificultan la compra de propiedades, se vende a pedazos. La propia cuadrícula de los canales es una barrera contra la urbanización.